En la actualidad, donde la eficiencia energética y la sostenibilidad marcan la pauta en la construcción y el mantenimiento de los hogares, el agua tratada se ha convertido en un factor decisivo para garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de calefacción y fontanería. Lo que muchas personas desconocen es que la calidad del agua que circula por tuberías, radiadores y calderas influye directamente en la durabilidad de los equipos, el ahorro económico y la seguridad de las instalaciones. El agua dura, rica en calcio y magnesio, es uno de los principales enemigos silenciosos de cualquier instalación hidráulica. Con el tiempo, los depósitos minerales forman incrustaciones que reducen el diámetro de las tuberías, afectan la presión del agua e incluso pueden bloquear válvulas y bombas. En sistemas de calefacción, estas incrustaciones actúan como aislantes que impiden la correcta transmisión de calor, aumentando el consumo energético y reduciendo la vida útil de calderas y radi...